domingo, 24 de junio de 2007
¿PODER DECIR ADIÓS ES CRECER?
Como ya lo habrás leído en diarios y revistas, escuchado por radio y visto tanto por televisión como en carteles por la calle que tienen una cara amarilla gigante como símbolo marketinero, Soda Stereo vuelve. En realidad, no es un regreso real (ni genuino ni espontáneo), ya que no se juntan para hacer canciones sino que de alguna manera conmemoran los 10 años de su último concierto, o sea que, se despiden por segunda vez: algo inédito. Sin embargo, este posteo es una forma de homenajear a una de las bandas más importantes del país -aunque no la más grande como dice el spot publicitario-, y que conformó el trío musical más significativo de la década del ´80 en la Argentina, junto con otros dos grupos inolvidables.
Me hubiera gustado poner de fondo "Nada personal" o "En la ciudad de la furia", pero el Slideroll no lo permite.
PD: Próximamente un homenaje a Los Rodríguez, que se reunieron el año pasado, y el siempre postergado posteo de Skay.
domingo, 27 de mayo de 2007
EL ROCK SUBTERRÁNEO
Después de tanta foto y video, vuelven las crónicas musicales a Negocios del Corazón. Pero antes de empezar a leer, no espere encontrarse con una nota que hable de un show multitudinario o de algún artista que encabeza los rankings. Esta vez, aprovechando el fin de semana largo, el blog se dio una vuelta por las cuevas del under porteño y se encontró con una grata sorpresa...
Mariano Acosta, amigo de la casa, hizo su presentación solista el feriado del viernes 25 en The Road, un bar ubicado en los límites de Palermo Hollywood que hace de refugio para las bandas chicas. El ex tecladista de Malos Aires tiene tan sólo 18 años y ya está por sacar su primer disco.
El ambiente del lugar invitaba a pasar, tomar unos tragos y escuchar buena música. Desde las paredes, las caras retratadas de John Lennon, Mick Jagger y Pappo, entre otros, miraban atentamente a los que iban entrando y buscando una mesa cerca del escenario.
El show, anunciado para las 21:00, empezó pasadas las ´y media´, con “Arriba”. “Marian”, con una campera blanca de plumas y una guitarra a cuestas, estaba acompañado por tres amigos, a cargo de la otra viola, el bajo y la bata, respectivamente.
El segundo tema fue “Mi ilusión” (ver audio), uno de los más pegadizos, seguido de algunos covers como “Second walk” de John Frusciante, el violero de los Red Hot Chili Peppers, y “Pasemos a otro tema”, de Andrés Calamaro.
Antes de tocar la quinta canción, la banda dejó las tablas y Mariano anticipó: “Vamos a hacer un tema de un amigo llamado Juan...Juan Lennon”. El público le contestó con una risa y ahí nomás, al frente del teclado, arrancó con “Watching the wheels”.
A cada rato, los músicos se movían de un lado a otro, aunque las dimensiones del escenario hacían que los cables, enchufes e instrumentos fueran un obstáculo. Lejos de ser un impedimento, facilitó que Marian hiciera chistes y se riera de sí mismo.
“Panorama”, de Turf, “Tema de amantes”, de Richard Ashcroft, y “Chipi Chipi”, de Charly, uno de sus principales referentes, fueron los últimos covers de la noche, para darle paso a tres composiciones propias: “Tu sombra”, uno de los más viejos, “Sólo amigos” y “Ese papel”.
"Es 25 de mayo, una fecha patria, vamos a tocar algo especial", anticipó Acosta, antes de largarse a interpretar el Himno Nacional argentino con el órgano. En lugar de tocarlo en "la", lo hizo en "mi mayor" y eso le permitió engancharlo con "Hoy", otra de sus creaciones más antiguas, que cerró definitivamente el recital.
El clima trascendió entre fernets, cervezas, palitos, maníes y buena onda. A pesar de que la música sea el denominador común en todos los posteos de este blog, es sorprendente como la atmósfera se transforma según las circunstancias, ya sea con un caudal de seguidores masivo o en un reducto íntimo en el que casi se siente la respiración de todos.
AUDIO:
Para conocer más, entrá acá.
AV
domingo, 20 de mayo de 2007
¡DISCO BABY DISCO!
Ya te enteraste que los viejitos ochentosos de Sumo se juntaron en el Monumental después de veinte años. Ahora mirá el tema con el que cerraron la primera noche del Quilmes: ¡Debede!
EL INDIO EN LA CALLE
Carlos Solari, cada tanto, sale de su casa en Parque Leloir, como puede verse en este post. Al pelado se lo ve firmando autógrafos y sacándose fotos por Ituzaingó.
VUELVE THE POLICE
La legendaria banda liderada por "Sting" anunció que se reunirá para hacer una gira mundial, que los traerá al Estadio de River el 4 y 5 de diciembre. En este video podés verlos tocando "Message in a bottle" y dando una conferencia de prensa.
¿FALSA ALARMA?
El conductor y sus compañeros tratan de calmar a las fieras ricoteras. ¿Habrá sido un verso lo dicho minutos antes?
NOTICIA BOMBA
Escuchá este audio de "Cual es?", cuando Mario Pergolini insinuó el regreso de Los Redondos.
domingo, 13 de mayo de 2007
EL REGRESO DEL CAPITÁN BEILINSON
Tras su paso por Rosario, Skay volverá al under porteño en The Roxy Club, más conocido por todos como El Teatro de Colegiales (Federico Lacroze y Álvarez Thomas). Serán dos shows, el viernes 1 y sábado 2 de junio. Negocios del Corazón estará ahí para contarte todo.
SUMO RESUCITÓ
El plato fuerte del Quilmes Rock no llegó al final, sino el primer día. Cuando ya habían tocado Las Pelotas, el power trío de Divididos trituró el escenario de River, y cómo algunos sospechaban, el amague de "Nextweek" fue la señal de humo para que se subieran Alejandro Sokol y Germán Daffunccio...¡junto a Roberto Pettinato y "Superman" Troglio! Por primera vez se juntaban todos, a veinte años de la muerte del pelado. Le regalaron tres clásicos inmortales a un público al borde del llanto: "Crua Chan", "Divididos por la felicidad" y "Debede". "Gillespie" (atrás en la foto) se sumó para el tercero.
LA BERSUIT DESEMBARCÓ EN EL MONUMENTAL
El pelado Gustavo Cordera juega al tanguero en el Monumental. Con una puesta en escena que recreaba las aguas del Riachuelo, Bersuit se convirtió ayer en la sexta banda argentina en llegar a River, después de Serú Girán, Soda Stereo, Los Redondos, La Renga -en dos oportunidades- y Los Piojos.
MANÁ ANDUVO POR LINIERS
Los mexicanos cumplieron con los dos primeros de los tres shows que anunciaron en el Estadio de Vélez. Volverán al Amalfitani el miércoles 23, luego de pasar por Córdoba y Corrientes, y antes de recalar, finalmente, en Neuquén.
BUENOS AIRES NO PROBLEM
No te pierdas el nuevo número de la Revista La Mano. Este mes un especial del reggae y sus raíces en la Argentina. Además, una nota exclusiva con Las Pelotas, los New York Dolls y lo que querés saber de cine, arte y literatura.
domingo, 6 de mayo de 2007
¿FANTASÍA O REALIDAD?
Mario Pergolini soltó la bomba atómica que dejó boquiabiertos a miles de oyentes de la Rock & Pop. El conductor de "Cual es?" insinuó el último martes un posible regreso de Los Redonditos de Ricota a los escenarios y desató el boca a boca entre los fanáticos.
"Si volvieran ahora, ¿irías a verlos?", le preguntó Pergolini a su coequiper Eduardo De la Puente. "No, no iría", contestó Edu. "Bueno, andá preparándote eh, ya sé en qué estadio", afrimó Mario. Inmediatamente y durante los días siguientes, el rumor se hizo tan fuerte que alcanzó a varias páginas webs.
En mayo de 2006, el trío redondo -el Indio Solari, Skay Beilinson y la Negra Poli- se habían reunido en un bar de Palermo para aclarar diferencias y aparentemente habrían dejado la puerta entreabierta a una posible reunión.
El último show de la banda fue el 4 de agosto de 2001, en el Chateau Carreras de Córdoba capital. La disolución se produjo en noviembre de ese año, un mes antes del recital que tenían planeado en Santa Fe y que tuvo que suspenderse.
"Si volvieran ahora, ¿irías a verlos?", le preguntó Pergolini a su coequiper Eduardo De la Puente. "No, no iría", contestó Edu. "Bueno, andá preparándote eh, ya sé en qué estadio", afrimó Mario. Inmediatamente y durante los días siguientes, el rumor se hizo tan fuerte que alcanzó a varias páginas webs.
En mayo de 2006, el trío redondo -el Indio Solari, Skay Beilinson y la Negra Poli- se habían reunido en un bar de Palermo para aclarar diferencias y aparentemente habrían dejado la puerta entreabierta a una posible reunión.
El último show de la banda fue el 4 de agosto de 2001, en el Chateau Carreras de Córdoba capital. La disolución se produjo en noviembre de ese año, un mes antes del recital que tenían planeado en Santa Fe y que tuvo que suspenderse.
lunes, 9 de abril de 2007
CINCO GRITOS EN EL VIENTO
El Bordo reventó El Teatro de Flores con cinco shows, entre el 23 de marzo y el 7 de abril. En la anteúltima noche volvieron a recrear el espíritu de "Un grito en el viento" y ya anticipan un potencial cuarto disco para fin de año.
Una panorámica desde atrás del escenario. Mil personas corean los temas de la banda.
Sin embargo, cuando amagaban con saludar e irse, arrancaron con un temazo arrasador del último CD, "Jazz barrial", que con su línea de bajo inconfundible y la bata cabalgando sin descanso, desataron el extásis en las 800 personas que estaban presentes.
Con el recital del día siguiente, El Bordo completó los cinco Teatros e instaló un récord de shows en el lugar. Los pibes del Pellegrini siguen pegando ese estirón interminable que, por ahora, hace creer que van a llegar muy lejos.
PRÓXIMO POSTEO: LAS PELOTAS, DIVIDIDOS...¡Y SUMO!, EN RIVER.
AV
El tercer posteo de Negocios del Corazón no va a hablar del último show de Skay en el Teatro Flores, como se había dicho, ya que la última presentación del Flaco en Capital quedó un poco vieja -fue el sábado 17 de marzo-. Ese lugar hoy lo va a ocupar El Bordo, que hizo cinco shows en el boliche de Rivadavia al 7800 en las últimas dos semanas.
La banda de los hermanos Kurz fue una de las que más creció en los últimos dos años y llegó a Obras en octubre de 2006. Su desembarco en el Templo del Rock fue de boca en boca, aunque con la ayuda de un par de temas en la radio y un video en la tele: "Silbando una ilusión". Enarbolados como bandera de la juventud rockera argentina y con letras que siguen la línea conceptual de Los Redondos y La Renga, el grupo fue dando pruebas de su progreso disco tras disco. Ya se cumplió un año de la salida de su tercer placa, “En la vereda de enfrente”, y ya se habla de un cuarto álbum para el segundo semestre de 2007. Se ve que las ideas no dejan de fluir en las mentes de estos egresados del Carlos Pellegrini.
La banda de los hermanos Kurz fue una de las que más creció en los últimos dos años y llegó a Obras en octubre de 2006. Su desembarco en el Templo del Rock fue de boca en boca, aunque con la ayuda de un par de temas en la radio y un video en la tele: "Silbando una ilusión". Enarbolados como bandera de la juventud rockera argentina y con letras que siguen la línea conceptual de Los Redondos y La Renga, el grupo fue dando pruebas de su progreso disco tras disco. Ya se cumplió un año de la salida de su tercer placa, “En la vereda de enfrente”, y ya se habla de un cuarto álbum para el segundo semestre de 2007. Se ve que las ideas no dejan de fluir en las mentes de estos egresados del Carlos Pellegrini.
Después de meter 4500 personas en Obras y superar ampliamente las expectativas con un show impecable en la producción, la tribu de seguidores adolescentes se preguntaba cuál sería el escenario elegido por los muchachos de Palermo para mostrarse en vivo. Y la respuesta fue nada menos que cinco Teatros de Flores.
En un principio, iban a ser tres recitales, uno dedicado a cada disco, pero ante la gran demanda del público agregaron dos fechas más. Negocios... estuvo en el anteúltimo, el viernes 6 de abril, y acá te cuenta todo lo que pasó.
La esquina de la Avenida Rivadavia y Pergamino lucía mucho menos poblada de lo normal, cerca de las 20.30. El grueso del público ya había visto a la banda en sus tres presentaciones previas y El Teatro se iba llenando lentamente a fuerza de invitados.
En un principio, iban a ser tres recitales, uno dedicado a cada disco, pero ante la gran demanda del público agregaron dos fechas más. Negocios... estuvo en el anteúltimo, el viernes 6 de abril, y acá te cuenta todo lo que pasó.
La esquina de la Avenida Rivadavia y Pergamino lucía mucho menos poblada de lo normal, cerca de las 20.30. El grueso del público ya había visto a la banda en sus tres presentaciones previas y El Teatro se iba llenando lentamente a fuerza de invitados.
Los muchachos de El Bordo, ya sin el saxofonista Sebastián Notte -se alejó del grupo antes de Obras- ni el percucionista Exequiel "el negro" Puga, que dio un paso al costado hace unas semanas, salieron a escena pasadas las 21.30, con el tema "Arriba con mi corazón", del albúm debut "Carnaval de las Heridas".
Ale Kurz, guitarrita y voz, y Pablo "el gordo" Spivak, bajista.
Más tarde se fueron sucediendo temas como "El insatisfecho", "Mal trago", "En la vereda", "Los Perdidos" -inusual al no estar en los bises- y la mayoría de los del segundo disco: "Un grito en el viento". La escenografía con el diseño de "Un grito..." y una púa con el pedido de "NUNCA MÁS", en referencia a los 31 años del último golpe militar, completaban la estética de la noche.
En el segundo bloque, "Donde voy", "Te devoran", "Chapita", "Con el cuerpo a la mitad" y "Volviendo al sol" se llevaron todos los aplausos. El cierre fue a todo trapo con clásicos como "Quiero ver" y "A mi favor".
Sin embargo, cuando amagaban con saludar e irse, arrancaron con un temazo arrasador del último CD, "Jazz barrial", que con su línea de bajo inconfundible y la bata cabalgando sin descanso, desataron el extásis en las 800 personas que estaban presentes.
Con el recital del día siguiente, El Bordo completó los cinco Teatros e instaló un récord de shows en el lugar. Los pibes del Pellegrini siguen pegando ese estirón interminable que, por ahora, hace creer que van a llegar muy lejos.
PRÓXIMO POSTEO: LAS PELOTAS, DIVIDIDOS...¡Y SUMO!, EN RIVER.
AV
lunes, 26 de marzo de 2007
ROGER WATERS EN BUENOS AIRES
CRÓNICA DEL SEGUNDO SHOW (18/3)
EL MONUMENTAL VIBRÓ CON TRES DÉCADAS DE ROCK
Pasaron 34 años y Roger Waters demostró que el espíritu de “The Dark side of the moon” sigue vivo. El inglés se presentó el sábado 17 y domingo 18 en el Estadio de River Plate.
Acusado durante años de ser descortés con su público, la versión 2007 del ex bajista y líder de Pink Floyd viene para enamorar a sus seguidores. En un monumental repleto el primer día y en el que hubo 40 mil personas en el segundo show, el británico se mostró amable y además brindó un espectáculo imponente desde lo audiovisual, que de hecho no tiene nada que envidiarle a los Stones o U2. Como enunciado artístico, una postal inolvidable para todos los floydianos argentinos.
Como un concierto de estas características supone, los fanáticos fueron llegando lentamente al barrio River. El Monumental fue testigo, a lo largo del tiempo, de espectáculos de diversos estilos y que corrieron con distinta suerte, pero este doblete que se mandó Waters en Buenos Aires tuvo la mística de las misas paganas. Al menos eso invitaba a pensar la previa y el ambiente que se respiraba en el aire, con el sol del atardecer escondiéndose por detrás de las tribunas.
El campo estaba dividido en dos: de la mitad hacia el escenario, el VIP, con sillas blancas, y del medio hacia atrás, todos parados y atiborrados contra la valla del medio. La tribuna Enrique Omar Sívori, que hace de popular para Los Borrachos del Tablón cada vez que River es local, estaba prácticamente llena y las plateas, si bien tenían algunos claros, eran una buena toma para los fotógrafos.
Cuando la espera comenzaba a desesperar, una pantalla camuflada como telón, por encima del escenario, empezó a disparar imágenes de animación: un brazo muy realísitico cambiando una vieja radio de dial, y sirviéndose escocés en un vaso de whisky. El público respondió con aplausos y gritos este adelanto de lo que vendría después.
Después de que el telón-pantalla entregara algunas dosis más de cybertecnología, las luces se apagaron de repente y esta vez la reacción de todos los presentes fue ensordecedora. Waters apareció por un costado, con su eterno bajo a cuestas, su brazo izquierdo en alto y su puño cerrado. Sonrió a medias y conmovió a todos con el primer tema: “In the flesh?”, de “The Wall” (1979).
Pegadito vino “Mother”, también de “The Wall”. Le siguieron “Set the controls for the Herat of the sun”, “Shine on you crazy diamond (Parts I - V)”, “Have a cigar”, “Wish you were here”, “Southampton dock”, “The fletcher memorial home”, “Perfect sense”, “Live in Beirut” –de un disco solista de Waters- y “Sheep”.
CRÓNICA DEL SEGUNDO SHOW (18/3)
EL MONUMENTAL VIBRÓ CON TRES DÉCADAS DE ROCK
Pasaron 34 años y Roger Waters demostró que el espíritu de “The Dark side of the moon” sigue vivo. El inglés se presentó el sábado 17 y domingo 18 en el Estadio de River Plate.
Acusado durante años de ser descortés con su público, la versión 2007 del ex bajista y líder de Pink Floyd viene para enamorar a sus seguidores. En un monumental repleto el primer día y en el que hubo 40 mil personas en el segundo show, el británico se mostró amable y además brindó un espectáculo imponente desde lo audiovisual, que de hecho no tiene nada que envidiarle a los Stones o U2. Como enunciado artístico, una postal inolvidable para todos los floydianos argentinos.
Como un concierto de estas características supone, los fanáticos fueron llegando lentamente al barrio River. El Monumental fue testigo, a lo largo del tiempo, de espectáculos de diversos estilos y que corrieron con distinta suerte, pero este doblete que se mandó Waters en Buenos Aires tuvo la mística de las misas paganas. Al menos eso invitaba a pensar la previa y el ambiente que se respiraba en el aire, con el sol del atardecer escondiéndose por detrás de las tribunas.
El campo estaba dividido en dos: de la mitad hacia el escenario, el VIP, con sillas blancas, y del medio hacia atrás, todos parados y atiborrados contra la valla del medio. La tribuna Enrique Omar Sívori, que hace de popular para Los Borrachos del Tablón cada vez que River es local, estaba prácticamente llena y las plateas, si bien tenían algunos claros, eran una buena toma para los fotógrafos.
Cuando la espera comenzaba a desesperar, una pantalla camuflada como telón, por encima del escenario, empezó a disparar imágenes de animación: un brazo muy realísitico cambiando una vieja radio de dial, y sirviéndose escocés en un vaso de whisky. El público respondió con aplausos y gritos este adelanto de lo que vendría después.
Después de que el telón-pantalla entregara algunas dosis más de cybertecnología, las luces se apagaron de repente y esta vez la reacción de todos los presentes fue ensordecedora. Waters apareció por un costado, con su eterno bajo a cuestas, su brazo izquierdo en alto y su puño cerrado. Sonrió a medias y conmovió a todos con el primer tema: “In the flesh?”, de “The Wall” (1979).
Pegadito vino “Mother”, también de “The Wall”. Le siguieron “Set the controls for the Herat of the sun”, “Shine on you crazy diamond (Parts I - V)”, “Have a cigar”, “Wish you were here”, “Southampton dock”, “The fletcher memorial home”, “Perfect sense”, “Live in Beirut” –de un disco solista de Waters- y “Sheep”.
Durante este último tema, apareció por el costado del escenario un chancho inflable manejado como una marioneta y que tenía escrito en aerosol negro: “VIDELA, GALTIERI, THATCHER Y BUSH DAN ASCO. ¿DÓNDE ESTÁ JULIO LÓPEZ? BASTA YA DE DESAPARECIDOS. MIEDO LEVANTA PAREDES. ENCIERREN A BUSH ANTES DE QUE NOS MATE A TODOS”. Todo eso estaba escarchado en el cerdo. Waters retrató su estética en las letras del álbum “Animals” (1977), que se encolumna como una feroz crítica al capitalismo. Sin ir más lejos, la mayoría de las interpretaciones de este disco llevan a creer que el chancho representa a la clase política, los perros –una de las canciones es “Dogs”- a los empresarios y corporativistas de la ultraderecha, y las ovejas -precisamente en “Sheep”- al resto de los actores sociales.
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Luego de anunciar un “fifteen minute break”, Waters y los suyos se fueron a camarines. Mientras tanto, la gente aprovechó para comentar lo que había sido el primer tercio del recital. Sabían que se venía el plato fuerte: “Dark side...” entero.
Roger y la decena de músicos que lo acompañaba volvió a las tablas con los acordes de “Speak to me”, el tema instrumental que abre el álbum de 1973. “Breathe” y “On the run” antecedieron a uno de los momentos pico de la noche: “Time”.
A cada canción, las pantallas -había cuatro, la del fondo, una a cada costado y una cerca del medio campo- lanzaban imágenes psicodélicas y multicolores, filmaciones viejas de la banda, fotos de Syd Barret, o bien escenas del film “The Wall”. Durante “Time”, La intro y el sonido de miles de relojes, que a su vez aparecían proyectados, generaron un estado de éxtasis casi indescriptible.
“The great gig in the sky” fue otro de los momentos gloriosos, con una de las coristas luciéndose y robándose la ovación de todos los presentes. La antesala de los bises fueron composiciones consagradas como “Money”, “Us and them”, “Any colour you like”, “Brain damage” y “Eclipse”.
Hubo una breve pausa y era hora de los hits de despedida. “The happiest days of our lives” fue el primero, seguido de “Another brick in the wall Part II”, con la coreografía de algunos alumnos del Instituto River Plate que pudieron abrazar a Waters, ganándose la sana envidia de todo el estadio. “Vera”, “Bring the boys back home” y “Comfortably numb” cerraron la segunda visita del músico a la Argentina -la primera había sido en marzo de 2002, en Vélez-.
Durante un fin de semana, Waters pudo dibujarle una sonrisa a casi 100 mil argentinos. Todo un milagro, se podría decir. Su banda se lució, en especial el baterista, el saxo y los coros, y tanto un día como el otro, la puesta en escena, desde lo visual -con imágenes como las luces de colores y el prisma del disco, el fuego que salía disparado desde los costados-, y lo auditivo -el sonido depurado que hacía creer que estábamos escuchando los cd´s- fue impresionante.
Cuando el barrio de Belgrano se iba desagotando, cada uno volvía a su casa sabiendo que al día siguiente se levantaría para ir a trabajar, pero también concientes de que habían presenciado algo que los dejaría con una sonrisa prolongada.
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Luego de anunciar un “fifteen minute break”, Waters y los suyos se fueron a camarines. Mientras tanto, la gente aprovechó para comentar lo que había sido el primer tercio del recital. Sabían que se venía el plato fuerte: “Dark side...” entero.
Roger y la decena de músicos que lo acompañaba volvió a las tablas con los acordes de “Speak to me”, el tema instrumental que abre el álbum de 1973. “Breathe” y “On the run” antecedieron a uno de los momentos pico de la noche: “Time”.
A cada canción, las pantallas -había cuatro, la del fondo, una a cada costado y una cerca del medio campo- lanzaban imágenes psicodélicas y multicolores, filmaciones viejas de la banda, fotos de Syd Barret, o bien escenas del film “The Wall”. Durante “Time”, La intro y el sonido de miles de relojes, que a su vez aparecían proyectados, generaron un estado de éxtasis casi indescriptible.
“The great gig in the sky” fue otro de los momentos gloriosos, con una de las coristas luciéndose y robándose la ovación de todos los presentes. La antesala de los bises fueron composiciones consagradas como “Money”, “Us and them”, “Any colour you like”, “Brain damage” y “Eclipse”.
Hubo una breve pausa y era hora de los hits de despedida. “The happiest days of our lives” fue el primero, seguido de “Another brick in the wall Part II”, con la coreografía de algunos alumnos del Instituto River Plate que pudieron abrazar a Waters, ganándose la sana envidia de todo el estadio. “Vera”, “Bring the boys back home” y “Comfortably numb” cerraron la segunda visita del músico a la Argentina -la primera había sido en marzo de 2002, en Vélez-.
Durante un fin de semana, Waters pudo dibujarle una sonrisa a casi 100 mil argentinos. Todo un milagro, se podría decir. Su banda se lució, en especial el baterista, el saxo y los coros, y tanto un día como el otro, la puesta en escena, desde lo visual -con imágenes como las luces de colores y el prisma del disco, el fuego que salía disparado desde los costados-, y lo auditivo -el sonido depurado que hacía creer que estábamos escuchando los cd´s- fue impresionante.
Cuando el barrio de Belgrano se iba desagotando, cada uno volvía a su casa sabiendo que al día siguiente se levantaría para ir a trabajar, pero también concientes de que habían presenciado algo que los dejaría con una sonrisa prolongada.
AV
Fuentes: La Nación Online y Rolling Stone LA.com
Fotos: Rolling Stone LA.com (ver fotos en Galería RS)
domingo, 25 de marzo de 2007
EL ROCK: CULTURA Y CONTRACULTURA
Este espacio busca ser un refugio -o una salida- en donde revivir la cultura rock, pero no porque esté muerta (esperemos).
Esta cultura, muchas veces asociada erróneamente al género del rocanrol, se ha ido fagocitando a lo largo del tiempo desde mediados del siglo XX. Tuvo distintas etapas, y en cada momento tuvo una calidad de ser. No fueron lo mismo los ´60 que los ´70 ni que los ´80. Y así podríamos seguir hasta el día de hoy. Por supuesto que tampoco es igual hacer rock ahora que hacerlo en los tiempos en que las compañías discográficas no existían o las multinacionales eran ajenas a este movimiento.
Pero, antes que nada, ¿Por qué Negocios del corazón? En realidad, sería muy hipócrita atribuirme la frase. Sólo puedo jactarme de haberla tomado “prestada”. Le pertenece a Carlos Solari, “el Indio”, cantante, letrista y portavoz de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Solari la empleó en un reportaje de hace casi 13 años, para responder a la pregunta de por qué los redonditos habían sido tan nómades. Por un lado, fueron nómades por urgencia, porque vivieron en una ciudad universitaria como La Plata, que estuvo oprimida febrilmente por el último régimen militar que gobernó a la Argentina. Y también fueron nómades porque creyeron que era rico para su existencia vivir experiencias novedosas, que pudieran unirlos como grupo humano más allá de sus posesiones o sus ataduras cotidianas. La banda levantó, ante todo y durante toda su trayectoria, una bandera de libertad e independencia como símbolos de esta cultura de la que hablo. Pero dejemos al Indio para que lo explique mejor…
“Hemos sido tipos de abandonar departamentos enteros, con cosas adentro, que enseguida vienen los amigos y hacen una especie de canibalismo, que se llevan las cosas y después se reciclan. Porque te vas a hacer una cosa que es más importante para vos que tu vida, que es estar en pelotas, comiendo harina de maíz mal cocida con una concha de almeja, en un lugar con gente que amás. Y estás haciendo experiencias que son significativas para vos […] Por eso decimos que somos ambiciosos. Siempre se ha pensado de este grupo que somos una especie de idealistas o kamikazes que ponen todo en juego y no es así: lo nuestro son simples negocios del corazón. Por eso le decimos a la gente que eligiendo por sus propios negocios del corazón quizás le pueda ir bien. Porque esos departamentitos de veintipicomil dólares a los que hemos renunciado ahora puedo comprármelos haciendo lo que quiero y cuando quiero”.
Frases ricoteras que representan el espíritu rockero hay de sobra, así como también de muchísimas bandas nacionales e internacionales. Tal vez sea más fácil poner como ejemplo y citar algo que dijo el referente de la banda más grande que hubo acá, pero es sólo una postal o un retrato de un movimiento que excede a una persona o a una generación. El rock apareció, además, como contracultura, y lo que fue escrito y expuesto hace décadas aún resuena en los jóvenes del 2007. Y eso deja una huella histórica. Como dijo alguien –y es también el impulso de este blog-, la música educa. Veremos qué pistas nos da hacia el futuro, en el inicio de este nuevo milenio.
Próximamente, posteos acerca de los shows de Roger Waters en River y Skay Beilinson en El Teatro de Flores.
Esta cultura, muchas veces asociada erróneamente al género del rocanrol, se ha ido fagocitando a lo largo del tiempo desde mediados del siglo XX. Tuvo distintas etapas, y en cada momento tuvo una calidad de ser. No fueron lo mismo los ´60 que los ´70 ni que los ´80. Y así podríamos seguir hasta el día de hoy. Por supuesto que tampoco es igual hacer rock ahora que hacerlo en los tiempos en que las compañías discográficas no existían o las multinacionales eran ajenas a este movimiento.
Pero, antes que nada, ¿Por qué Negocios del corazón? En realidad, sería muy hipócrita atribuirme la frase. Sólo puedo jactarme de haberla tomado “prestada”. Le pertenece a Carlos Solari, “el Indio”, cantante, letrista y portavoz de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Solari la empleó en un reportaje de hace casi 13 años, para responder a la pregunta de por qué los redonditos habían sido tan nómades. Por un lado, fueron nómades por urgencia, porque vivieron en una ciudad universitaria como La Plata, que estuvo oprimida febrilmente por el último régimen militar que gobernó a la Argentina. Y también fueron nómades porque creyeron que era rico para su existencia vivir experiencias novedosas, que pudieran unirlos como grupo humano más allá de sus posesiones o sus ataduras cotidianas. La banda levantó, ante todo y durante toda su trayectoria, una bandera de libertad e independencia como símbolos de esta cultura de la que hablo. Pero dejemos al Indio para que lo explique mejor…
“Hemos sido tipos de abandonar departamentos enteros, con cosas adentro, que enseguida vienen los amigos y hacen una especie de canibalismo, que se llevan las cosas y después se reciclan. Porque te vas a hacer una cosa que es más importante para vos que tu vida, que es estar en pelotas, comiendo harina de maíz mal cocida con una concha de almeja, en un lugar con gente que amás. Y estás haciendo experiencias que son significativas para vos […] Por eso decimos que somos ambiciosos. Siempre se ha pensado de este grupo que somos una especie de idealistas o kamikazes que ponen todo en juego y no es así: lo nuestro son simples negocios del corazón. Por eso le decimos a la gente que eligiendo por sus propios negocios del corazón quizás le pueda ir bien. Porque esos departamentitos de veintipicomil dólares a los que hemos renunciado ahora puedo comprármelos haciendo lo que quiero y cuando quiero”.
Frases ricoteras que representan el espíritu rockero hay de sobra, así como también de muchísimas bandas nacionales e internacionales. Tal vez sea más fácil poner como ejemplo y citar algo que dijo el referente de la banda más grande que hubo acá, pero es sólo una postal o un retrato de un movimiento que excede a una persona o a una generación. El rock apareció, además, como contracultura, y lo que fue escrito y expuesto hace décadas aún resuena en los jóvenes del 2007. Y eso deja una huella histórica. Como dijo alguien –y es también el impulso de este blog-, la música educa. Veremos qué pistas nos da hacia el futuro, en el inicio de este nuevo milenio.
Próximamente, posteos acerca de los shows de Roger Waters en River y Skay Beilinson en El Teatro de Flores.
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