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Este espacio busca ser un refugio -o una salida- en donde revivir la cultura rock, pero no porque esté muerta (esperemos).
Esta cultura, muchas veces asociada erróneamente al género del rocanrol, se ha ido fagocitando a lo largo del tiempo desde mediados del siglo XX. Tuvo distintas etapas, y en cada momento tuvo una calidad de ser. No fueron lo mismo los ´60 que los ´70 ni que los ´80. Y así podríamos seguir hasta el día de hoy. Por supuesto que tampoco es igual hacer rock ahora que hacerlo en los tiempos en que las compañías discográficas no existían o las multinacionales eran ajenas a este movimiento.
Pero, antes que nada, ¿Por qué Negocios del corazón? En realidad, sería muy hipócrita atribuirme la frase. Sólo puedo jactarme de haberla tomado “prestada”. Le pertenece a Carlos Solari, “el Indio”, cantante, letrista y portavoz de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Solari la empleó en un reportaje de hace casi 13 años, para responder a la pregunta de por qué los redonditos habían sido tan nómades. Por un lado, fueron nómades por urgencia, porque vivieron en una ciudad universitaria como La Plata, que estuvo oprimida febrilmente por el último régimen militar que gobernó a la Argentina. Y también fueron nómades porque creyeron que era rico para su existencia vivir experiencias novedosas, que pudieran unirlos como grupo humano más allá de sus posesiones o sus ataduras cotidianas. La banda levantó, ante todo y durante toda su trayectoria, una bandera de libertad e independencia como símbolos de esta cultura de la que hablo. Pero dejemos al Indio para que lo explique mejor…
“Hemos sido tipos de abandonar departamentos enteros, con cosas adentro, que enseguida vienen los amigos y hacen una especie de canibalismo, que se llevan las cosas y después se reciclan. Porque te vas a hacer una cosa que es más importante para vos que tu vida, que es estar en pelotas, comiendo harina de maíz mal cocida con una concha de almeja, en un lugar con gente que amás. Y estás haciendo experiencias que son significativas para vos […] Por eso decimos que somos ambiciosos. Siempre se ha pensado de este grupo que somos una especie de idealistas o kamikazes que ponen todo en juego y no es así: lo nuestro son simples negocios del corazón. Por eso le decimos a la gente que eligiendo por sus propios negocios del corazón quizás le pueda ir bien. Porque esos departamentitos de veintipicomil dólares a los que hemos renunciado ahora puedo comprármelos haciendo lo que quiero y cuando quiero”.
Frases ricoteras que representan el espíritu rockero hay de sobra, así como también de muchísimas bandas nacionales e internacionales. Tal vez sea más fácil poner como ejemplo y citar algo que dijo el referente de la banda más grande que hubo acá, pero es sólo una postal o un retrato de un movimiento que excede a una persona o a una generación. El rock apareció, además, como contracultura, y lo que fue escrito y expuesto hace décadas aún resuena en los jóvenes del 2007. Y eso deja una huella histórica. Como dijo alguien –y es también el impulso de este blog-, la música educa. Veremos qué pistas nos da hacia el futuro, en el inicio de este nuevo milenio.
Próximamente, posteos acerca de los shows de Roger Waters en River y Skay Beilinson en El Teatro de Flores.
Esta cultura, muchas veces asociada erróneamente al género del rocanrol, se ha ido fagocitando a lo largo del tiempo desde mediados del siglo XX. Tuvo distintas etapas, y en cada momento tuvo una calidad de ser. No fueron lo mismo los ´60 que los ´70 ni que los ´80. Y así podríamos seguir hasta el día de hoy. Por supuesto que tampoco es igual hacer rock ahora que hacerlo en los tiempos en que las compañías discográficas no existían o las multinacionales eran ajenas a este movimiento.
Pero, antes que nada, ¿Por qué Negocios del corazón? En realidad, sería muy hipócrita atribuirme la frase. Sólo puedo jactarme de haberla tomado “prestada”. Le pertenece a Carlos Solari, “el Indio”, cantante, letrista y portavoz de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.
Solari la empleó en un reportaje de hace casi 13 años, para responder a la pregunta de por qué los redonditos habían sido tan nómades. Por un lado, fueron nómades por urgencia, porque vivieron en una ciudad universitaria como La Plata, que estuvo oprimida febrilmente por el último régimen militar que gobernó a la Argentina. Y también fueron nómades porque creyeron que era rico para su existencia vivir experiencias novedosas, que pudieran unirlos como grupo humano más allá de sus posesiones o sus ataduras cotidianas. La banda levantó, ante todo y durante toda su trayectoria, una bandera de libertad e independencia como símbolos de esta cultura de la que hablo. Pero dejemos al Indio para que lo explique mejor…
“Hemos sido tipos de abandonar departamentos enteros, con cosas adentro, que enseguida vienen los amigos y hacen una especie de canibalismo, que se llevan las cosas y después se reciclan. Porque te vas a hacer una cosa que es más importante para vos que tu vida, que es estar en pelotas, comiendo harina de maíz mal cocida con una concha de almeja, en un lugar con gente que amás. Y estás haciendo experiencias que son significativas para vos […] Por eso decimos que somos ambiciosos. Siempre se ha pensado de este grupo que somos una especie de idealistas o kamikazes que ponen todo en juego y no es así: lo nuestro son simples negocios del corazón. Por eso le decimos a la gente que eligiendo por sus propios negocios del corazón quizás le pueda ir bien. Porque esos departamentitos de veintipicomil dólares a los que hemos renunciado ahora puedo comprármelos haciendo lo que quiero y cuando quiero”.
Frases ricoteras que representan el espíritu rockero hay de sobra, así como también de muchísimas bandas nacionales e internacionales. Tal vez sea más fácil poner como ejemplo y citar algo que dijo el referente de la banda más grande que hubo acá, pero es sólo una postal o un retrato de un movimiento que excede a una persona o a una generación. El rock apareció, además, como contracultura, y lo que fue escrito y expuesto hace décadas aún resuena en los jóvenes del 2007. Y eso deja una huella histórica. Como dijo alguien –y es también el impulso de este blog-, la música educa. Veremos qué pistas nos da hacia el futuro, en el inicio de este nuevo milenio.
Próximamente, posteos acerca de los shows de Roger Waters en River y Skay Beilinson en El Teatro de Flores.
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